entro en el despacho de el otokage, veo a unos anbu vigilando, uno se interpone en mi camino, abro un ojo suabemente y este cae muerto, segundos despues los demas tambien, simplemente por mirarme a los ojos, me acerco al altar con el royo de las te cnicas de la villa.
-este debe ser -
me lo ato a la espalda y me voy de el lugar.